Nos tomamos la calle y el espacio público para homenajear y defender la vida silvestre.

Este sábado participamos, junto a otros colectivos sociales, en la cicleada que reunió familias, activistas, ciclistas y ciudadanes conmemorando el 3 de marzo, Día Mundial de la Vida Silvestre, en que finalmente los Estados se juntaron para promulgar un instrumento internacional de protección de la fauna y flora silvestres, la CITES. Este día también salimos en bicicleta, entre la lluvia y el tráfico, a disfrutar de nuestra ciudad como generalmente no podemos hacerlo: libremente y desde la auto-organización.
 
El punto de partida fue la avenida Delta, al pie de la Universidad de Guayaquil, junto a compañeras y compañeros de Proyecto Sacha, Lente Verde, Masa Crítica,  Mingas por el Mar y demás ciudadanes, avanzamos por la ciclovía hacia la calle Tungurahua, en este punto los carros pitaban con desesperación para que adultas, adultos y niñas en patines o pequeñas bicicletas se asusten y que salgan de la vía, un lugar históricamente monopolizado por los vehículos motorizados.
«Cada día hay más carros en Guayaquil, lo que contribuye a mantener una de las principales causas del cambio climático, el uso de combustibles fósiles. La razón es que en Guayaquil no existe un transporte público inclusivo, eficiente y seguro que cubra las necesidades de transportación ciudadana. Mucho menos existen ciclovías y facilidades para usar la bicicleta como medio de transporte en la ciudad. Esto es competencia y, por tanto, responsabilidad de la Alcaldía de Guayaquil» comenta Inti Alvarado, Síndica de nuestra organización.
   
La movilización avanzó por el Parque Líneal, saludando a nuestro Estero Salado, esta fue una parte hermosa del recorrido; la «manchita» de bicicletas rodeó el Estero mientras la lluvia refrescaba nuestros cuerpos. Las garzas posadas en las ramas altas del manglar, nos recordaban las especies silvestres que nos acompañan en el planeta y a quienes debemos proteger en esta ciudad, aunque tristemente también vimos «levitar» algo de basura en el agua verdosa. Avanzamos hacia Urdesa y el último giro a la derecha nos arrojó al parque lineal donde terminó el recorrido.
Un letrero de «Prohibidas las bicicletas» nos recibió al llegar a este parque ubicado en el sector Kennedy Norte, es esta señalización el fiel reflejo del tipo de ciudad en la que residimos. La administración pública de la ciudad nos impone horarios, rejas y prohibiciones para poder disfrutar de nuestros propios espacios y bienes, derechos que tenemos como ciudadanía.
Una colonia de hermosos gatitos nos dio la bienvenida, son habitantes del parque y gozan de la protección de un comité de personas del sector, quienes han adecuado casitas para ellos y les proveen de alimento. El GAD Municipal Guayaquil no se apersona a resolver los conflictos entre la fauna silvestre y la fauna urbana que azotan la ciudad, consecuencia de los graves problemas de sobrepoblación de animales en las calles.
Entonces fue el momento de las palabras y nos dirigimos a las personas que nos acompañaron hasta el lugar, les agradecimos por participar del recorrido y les invitamos a involucrarse en la construcción de esa ciudad inclusiva, solidaria y justa en que todas y todos deberíamos vivir.
Nos despedimos con el compromiso de mantener nuestro trabajo colectivo por la ciudad, plantando guayacanes y guachapelíes entregados por la Municipalidad. Nos advirtieron que los jardineros municipales vendrían a remover los árboles que plantamos, porque el parque debería guardar su estética.