La culpa no es del gato

Respecto a la columna de opinión publicada en El Diario El Universo, el 13 de Enero del 2020, titulada: Los amigos de dos, cuatro, seis y más patas.

Se estima que el gato (Felis s. catus) ha convivido con el ser humano como animal domesticado desde hace entre 8.000 y 10.000 años. Algunas representaciones artísticas de hace 4.000 años demuestran que en Egipto eran venerados y apreciados como compañía. En la actualidad, conviven dentro de las casas con animales humanos o habitan las calles. Esta relación humano-animal empieza con la domesticación y refleja posicionamientos que van desde su defensa y protección hasta el rechazo que puede incluir acciones para causarles daños, incluida la muerte, la indiferencia y otras actitudes.
Según un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), hace 5.400 años los gatos ya convivían con seres humanos en algunas aldeas agrícolas del norte de China. Los científicos creen que los felinos se acercaban atraídos por los ratones que rondaban los graneros donde se almacenaban cereales, volviendo esta relación felino – humana en una de mutuo beneficio.
Los gatos tomaban su alimento y los agricultores alejaban los ratones que dañaban sus sembríos. Esta teoría se había planteado hace tiempo pero no lograba ser demostrada..
«Incluso si estos gatos todavía no estaban domesticados, nuestras pruebas confirman que vivían muy cerca de los agricultores y que su relación les proporcionaba beneficios mutuos», afirma Fiona Marshall, profesora de Arqueología en la Universidad de Washington (EEUU) y coautora de este trabajo.
El término “fauna nociva” tiene un sentido claramente antropocéntrico*, ya que evolutiva y ecológicamente ninguna especie puede ser nociva para la propia naturaleza. Este tipo de fauna ha surgido con la urbanización, la agricultura y, en general, con todo tipo de alteraciones antropogénicas, como son, por ejemplo, la deforestación y la construcción de presas. Las guerras, la sobrepoblación humana y recientemente el fenómeno socioeconómico de la globalización, también han jugado un papel muy importante en la generación de «fauna nociva» en todo el planeta.

Los animales más comunes que pueden clasificarse como fauna nociva son perros y gatos ferales, perros callejeros, ratas y ratones, cucarachas, moscas, mosquitos, alacranes, hormigas, avispas y algunos murciélagos y moluscos terrestres, entre otros (USDHEW, 1969).
AVATMA (Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia y del Maltrato Animal, de España) ha desarrollado varios estudios sobre la gestión ética de colonias felinas. Pero antes de seguir, queremos invitarles a pensar en la palabra «gestión» como un reflejo del antropocentrismo inherente a nuestras acciones: el ser humano como gestor de las vidas de las demás especies. En este y otros contextos que involucran la necesidad de resolver problemáticas vinculadas a otras especies, es importante tener claro que la gestión suele ir encaminada a resolver problemas generados directa o indirectamente por el propio ser humano.
Fue el ser humano quien gestionó la domesticación del gato, obteniendo ambas especies beneficios, pero la desigualdad de esta relación es evidente. Por un lado, está la capacidad que tenemos para decidir sobre sus vidas y por otro, la domesticación trajo también una dependencia que les ha llevado a los gatos a permanecer cerca de los humanos.
Dentro de las diversas formas de gestionar el control de una colonia felina se encuentra el método CES, son las siglas de Capturar, Esterilizar y Soltar, a la colonia de origen del gato. Los objetivos de este procedimiento son evitar la superpoblación y todos los problemas que pueden derivar de la misma, así como otros problemas que surgen de la reproducción de la especie (celos, territorialidad, marcaje, peleas…) En cualquier caso esta iniciativa no se limita a capturar, esterilizar y soltar.
Gestionar los distintos problemas derivados de la relación entre los seres humanos y los gatos puede implicar muchas acciones, la gestión que se procura (o debe procurarse) a través del CES es desde una ética que incluye la responsabilidad, el cuidado y el mínimo respeto que implica no dañarles. Pero no basta emplear palabras como responsabilidad, cuidados o respeto y llevar a cabo acciones bienintencionadas. Se debe tener claro que los gatos son animales de compañía, esto implica que jurídicamente estén tutelados como tal teniendo mayor protección independientemente del espacio que habiten. Así, desde el punto de vista legal, su inclusión en la categoría de animal de compañía proporciona a priori mayor protección a los gatos, según el Código Orgánico del Ambiente (COA).
La responsabilidad y el cuidado mencionados antes abarcan otros aspectos fundamentales tanto para el bienestar y la protección de los gatos como para facilitar la convivencia con los humanos y optimizar la inversión pública y privada. Para que la gestión sea eficiente y completa ha de planificarse y coordinarse por parte de los GADS Municipales, quienes según el COA tienen la competencia del control de la fauna urbana en las ciudades y deben hacerse cargo, sin pretextos.
Según el informe de AVATMA, la captura debe ser realizada de manera ética; la esterilización ha de llevarse a cabo en centros veterinarios con criterios unificados y protocolos implementados por los Municipios de cada ciudad.
La suelta de los gatos en su lugar de origen también ha de seguir unas condiciones de seguridad, habiendo un seguimiento, censo y evaluación. Se desparasita a los animales interna y externamente tanto por la mejora inmunitaria del animal como para evitar posibles zoonosis. Han de llevarse a cabo campañas informativas y de tenencia responsable, resolver quejas vecinales a través de los municipios con la colaboración de las autoridades y de los proteccionistas de las colonias quienes hacen independientemente un gran trabajo, aunque insuficiente frente a la tasa de abandonos y reproducción.
La gestión de las colonias felinas se ha venido implementando con éxito en EEUU y en otros países europeos. Los beneficios son sanitarios, de bienestar animal, económicos, de mejora en la convivencia y se reduce al máximo el impacto de los felinos sobre la fauna silvestre. Por otra parte, eliminar a los gatos matándolos, además de ignorar la cuestión ética, ha demostrado ser una medida más cara y poco eficaz, al producirse un “efecto vacío” que hace que otros gatos vengan a ocupar el lugar de los eliminados.
En EEUU la organización sin ánimo de lucro Alley Cat Allies, se enfoca en defender y mejorar las condiciones de vida de los gatos a través de diferentes programas que incluyen el Trap-Neuter-Return (TNR) que sería el equivalente al CES en castellano.
En Guayaquil, Fundación Rescate Animal Ecuador lleva adelante un programa CES, el cual ha sido implementado con éxito en diferentes urbanizaciones de Guayaquil, Samborondón y Daule; trabajando en coordinación con los moradores de estas ciudadelas para controlar sus colonias felinas, esterilizando decenas de gatos sin hogar. Además, la ONG ha realizado CES en la Amazonía y en Puerto Salinas, islote del Golfo de Guayaquil; ambos sitios de rica biodiversidad. La aplicación de este método es una respuesta ética ante la decisión de envenenar felinos que otros centros urbanos han tomado, por supuesto sin ninguna ética ni resultado eficiente para el control poblacional de estas colonias.
Finalmente, la falta de responsabilidad de los tenedores de animales que no acuden a esterilizar a sus perros y gatos; el tráfico de especies que es uno de los negocios ilegales más lucrativos del planeta; el crecimiento desordenado de las ciudades expandiendo las urbanizaciones al punto de desplazar a los animales silvestres de sus hábitats, el extractivismo sin límites, el consumo de animales dentro de nuestra dieta, la generación de desechos plásticos, la contaminación de mares y ríos así como el desperdicio de agua y energía, las canteras que rompen los cerros que son hogares de miles de estas criaturas son solo algunas de las acciones que los seres humanos ejecutamos cada día y con las que estamos llevando al planeta a una extinción acelerada.
Por tanto, desde nuestra experiencia e información podemos exponer que la culpa no es de los gatos, la plaga bien podría ser nuestra propia especie.
La implantación del CES-R en Italia y en República Checa son abordados en estos artículos: – https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0167587706001437https://www.researchgate.net/publication/223135898_Stray_dog_and_cat_laws_and_enforcement_in_Czech_Repu blic_and_in_Italy
*Antropocentrismo: Doctrina que en el plano de la epistemología sitúa al ser humano como medida de todas las cosas, y en el de la ética defiende que los intereses de los seres humanos es aquello que debe recibir atención moral por encima de cualquier otra cosa.