Más de 450 académicos de 40 países, especializados en filosofía moral y política, proclaman la injusticia fundamental de la explotación animal basándose en el conocimiento colectivo actual en sus campos de especialización: Condenamos las prácticas que implican tratar a los animales como objetos o mercancías. En la medida en que implica violencia y daños innecesarios, declaramos que la explotación animal es injusta y moralmente indefendible.
Esta declaración, ha sido iniciada por investigadores del Centre de Recherche en Éthique de Montréal. Se hace eco, en términos éticos, de la Declaración de Cambridge sobre la Conciencia, afirmando que las pruebas convergentes indican que los animales no humanos tienen los sustratos neuroanatómicos, neuroquímicos y neurofisiológicos de los estados conscientes, junto con la capacidad de exhibir comportamientos intencionales.
Los firmantes afirman que los argumentos utilizados para apoyar la explotación de los animales son irrelevantes, en particular los relativos a las capacidades mentales «inferiores» de los animales: la capacidad de un sujeto para componer sinfonías, realizar cálculos matemáticos avanzados o proyectarse en un futuro lejano, por muy admirable que sea, no afecta a la consideración debida a su interés por sentir placer y no sufrir. Los intereses de los más inteligentes entre nosotros no importan más que los intereses equivalentes de los menos inteligentes. Decir lo contrario equivaldría a clasificar a los individuos según facultades que no tienen relevancia moral.
Aunque sus trabajos tienen sus raíces en diversas tradiciones filosóficas, estos estudiosos coinciden en la condena del especismo y en la necesidad de transformar nuestra relación con los demás animales poniendo fin a su explotación. Esta postura, que antes era sostenida por unas pocas personas especialmente sensibles al destino de los animales, es ahora, por primera vez, apoyada por cientos de investigadores que han dedicado su carrera a la reflexión ética.
A favor del cierre de los mataderos, del fin de la pesca y del desarrollo de una agricultura basada en las plantas, los firmantes admiten con lucidez que, aunque constituya el único horizonte compartido que es a la vez realista y justo, tal proyecto exigirá renunciar a hábitos especistas arraigados y transformar fundamentalmente numerosas instituciones.
En 2022, la Declaración de Montreal sobre la explotación de los animales constituye sin duda un paso importante en el reconocimiento -apoyado por los filósofos- de los animales no humanos.
Primeros firmantes de la Declaración de Montreal sobre la Explotación Animal
Fuente: Unión vegetariana española.
Fuente: Unión vegetariana española.
Foto: El Diario.es